Introducción teórica para el desarrollo de la INSTALACIÓN AUDIOVISUAL PERFORMATIVA REALIZADA CON LIVE CINEMA: (In)Visibility
En esta entrada adjunto un resumen del desarrollo teórico que sostiene la pieza (In)Visibility disponible en proyectos
Hoy día privacidad y transparencia han dejado de ser conceptos opuestos para convertirse en dos caras de una misma moneda. En la realidad post-privacy, el concepto de privacidad se convierte en el unheimlich freudiano de la transparencia según es entendida por Byung-Chul Han. (In)Visibility es una instalación audiovisual que surge de la necesidad de expresar cómo las narrativas que aparecen de las nuevas dinámicas digitales afectan a la construcción de la identidad propia. La pieza invita al espectador a reflexionar sobre la vigilancia interna y externa que caracteriza su vida. Lo hace mediante una instalación performativa que sitúa un cubo con paredes semiopacas como espacio simbólico que materializa la frágil frontera entre lo visible y lo oculto, lo público y lo privado.
En la obra Un cuarto propio conectado: (Ciber)espacio y (auto)gestión del yo, Remedios Zafra actualiza el concepto de “habitación propia” de Virginia Woolf. Así, define la necesidad de un espacio propio que permita la creación y el desarrollo, pero alineado con las nuevas necesidades de intimidad en el mundo digital y las lógicas modernas. La realidad es que el imperativo de este espacio está mucho más vigente que nunca en el mundo hiperconectado de hoy día. Es en este espacio vital común a todos los quehaceres del día a día donde se introducen multitud de voces a modo de mensajes, anuncios y miles de notificaciones de diversa índole. Al igual que en la vida, existe la falsa creencia generalizada de que el control en el mundo digital es ostentado por el usuario. Sin embargo, las constantes filtraciones de datos, políticas de cookies, miles de mensajes de grupos, infinitas listas de difusión de las que es imposible darse de baja o llamadas y mensajes para mejorar tu tarifa demuestran lo contrario.
Esta pieza aborda principalmente esta dificultad de desarrollo asociada a la falta de un espacio propio decente, de intimidad, para la reflexión y el autoconocimiento sin estar bajo el yugo de los estímulos externos.
Se abordan también otros temas contextualmente tangenciales a este planteamiento. Uno de ellos es la idea detrás de lo que Eva Illouz llama “capitalismo escópico": la economía basada en la visualización y el control social mediante la imagen resultan herramientas clave para impedir la emancipación en la “sociedad positiva”. En este orden de ideas, Remedios Zafra explica cómo “la audiencia y no el valor (cualitativo) es lo que importa, es decir la garantía de que lo publicado en internet es visto” (Zafra, 2020). Es el concepto detrás de esta idea lo que capta Han cuando habla de la coacción a la transparencia y cómo es precisamente “el valor de exposición el que constituye el capitalismo consumado” (Han, 2023). Esto se materializa en una serie de lógicas extremadamente problemáticas. No solo se introducen estímulos que disrumpen con nuestra intimidad sino que estos mismos actúan como elemento coaccionador a la participación de ellas como individuos. Esta presión aparentemente autoimpuesta es más voraz que nunca e incita a participar de la “sociedad del espectáculo” hasta el punto de sentir que es necesario hacerlo incluso dentro de las paredes de nuestra privacidad.
Las sombras que se proyectan no son más que meras ilusiones, representaciones distorsionadas de la identidad propia de los entornos digitales. La pieza (In)Visibility invita a cuestionar estas representaciones y buscar la verdad más allá, en consonancia con la alegoría de la caverna de Platón (Platón, 1992).
En este sentido, el trasfondo teórico de esta obra se fundamenta, principalmente, en los conceptos filosóficos y teóricos que abordan la construcción de la identidad y la privacidad digital. Un cuarto propio de Remedios Zafra analiza la transformación del espacio íntimo y privado que ha provocado el crecimiento de la tecnología digital. Zafra describe cómo, en la era de la hiperconectividad, este espacio ya no resulta un refugio seguro y la privacidad se ve constantemente amenazada por las demandas de la exposición. Así, la obra muestra cómo la tecnología ha permeado el cuarto propio, generando una tensión en el individuo.
Este contexto se encuadra dentro de la naturaleza de la sociedad de la transparencia. Con esta idea, Byung-Chul Han critica la obsesión contemporánea por la visibilidad total. En la obra, argumenta que esta transparencia se ha convertido en una nueva forma de control social, en un “infierno de lo igual” (Han, 2023), donde la exposición constante pervierte toda posibilidad de privacidad, erosionando así la profundidad y autenticidad de las relaciones humanas. Han sostiene que la ultravisiblidad se impone como norma, afectando a la construcción de la identidad en tanto que “elimina lo otro o lo extraño [...] nivela al hombre mismo hasta convertirlo en un elemento funcional del sistema” (Han, 2023). Del mismo modo, el sistema capitalista explota la visibilidad y la imagen y las convierte en mercancías valiosas (“Las cosas se revisten de valor únicamente cuando son vistas” (Han, 2023)), normalizando la vigilancia como parte del proceso económico: “Esta vigilancia total degrada la sociedad transparente hasta convertirla en una inhumana sociedad de control (Han, 2023). Con todo ello, (In)Visibility explora este concepto de que la vida privada se convierte en un espectáculo público, la identidad se construye a través de la exposición continua y los individuos pasan a estar sometidos a un régimen de post-privacy. En la instalación, estas ideas se representan a través del cubo semiopaco, que simboliza cómo la constante necesidad de ser visible afecta a la percepción propia.
Las sombras que se proyectan no son más que meras ilusiones, representaciones distorsionadas de la identidad propia de los También resultan destacables los planteamientos que explora Viktor Mayer- Schönberger en Delete: The Virtue of Forgetting in the Digital Age alrededor de la digitalización y el almacenamiento permanente de datos como método de eliminación de la capacidad para olvidar, esencial en términos de privacidad y de reinvención personal. Esta vigilancia constante también afecta a la construcción de la identidad y de la posibilidad de guardar un espacio propio, provocando que la privacidad como tal se conocía deje de existir. La instalación refleja esta realidad a través de escenas donde los datos flotan en el espacio y las sombras se muestran de manera distorsionada. A su vez, esta representación evoca el concepto de sombra como arquetipo del inconsciente colectivo según la psicología analítica de Carl Gustav Jung en Aion. “La sombra es (...) aquella personalidad oculta, reprimida, casi siempre de valor inferior y culpable que extiende sus últimas ramificaciones hasta el reino de los presentimientos animales y abarca, así, todo el aspecto histórico del inconsciente” (Jung, 2014). Este concepto de sombra se refiere a los aspectos inconscientes y reprimidos de la personalidad que no se reconocen como propios, puesto a que resultan expuestos y manipulados, aunque siguen conformando la autopercepción. A partir de esta idea, la instalación explora cómo la transparencia forzada puede revelar partes de la identidad que se preferirían mantener ocultas a través de sombras y reflejos distorsionados en las paredes del cubo. Los aspectos ocultos mencionados emergen en un contexto de vigilancia digital y esta idea converge con la alegoría de la caverna de Platón en La República (Libro VII). En ella, se describe una situación en la que los individuos perciben una realidad distorsionada por las sombras que se proyectan. En consonancia, esta pieza utiliza las proyecciones para simbolizar cómo los artefactos digitales pueden alterar la percepción propia y ajena, generando una versión manipulada de la realidad.
Otra de las ideas importantes que nutren la obra es el concepto de la “cuarta pared”, desarrollado por Denis Diderot, referido a la separación entre el público y el actor en una obra de teatro. Esta cuarta pared genera un acuerdo entre las partes que, si se rompe, evidencia la noción de lo externo por parte de los representantes. Así, romper la cuarta pared implica descubrir la presencia del público y, en la obra, simboliza la invasión de la privacidad, la toma de conciencia para con la exposición y el reconocimiento de la otredad. En este sentido, resulta interesante el concepto freudiano de lo otro: los aspectos de la identidad que resultan ajenos y desconocidos. A partir de este planteamiento de Sigmund Freud, y en un contexto digital de vigilancia continua, los aspectos de la otredad se vuelven visibles, construyendo la propia identidad de una manera diferente. En este sentido, la instalación profundiza en estas ideas mostrando cómo la exposición de las partes desconocidas obliga necesariamente al individuo a confrontar con lo otro. La proyección pública de las imágenes de la performer y su reacción interactuando con ellas genera una narrativa que invita a la reflexión sobre esta vertiente conceptual.